Cata de vinos AD LIBITUM |
El pasado sábado hicimos nuestra primera cata de vinos. El grupo lo formaban 10 personas, que creo que es el número ideal para poder estar comodamente, ya que el espacio es un tanto reducido.
Como os comentaba en la anterior entrada, contábamos con la asistencia de Alejandro Gómez, de la Bodega Juan Carlos Sancha, que nos hizo una interesante presentación de la bodega, su ubicación, en el valle de Najerilla (Rioja Alta), y sus características, 5,5 Ha. de viñedo plantado en parcelas muy
pequeñas y con alta densidad de plantación (5.000 cepas/ha) en suelos
pobres, poco profundos y calizos, que obligan a la vid a reducir su
vigor y su producción de uva, mejorando de esta manera su calidad. A destacar también que los vinos que producen son ecológicos.
Nos habló también sobre la estupenda labor que lleva a cabo su propietario, Juan Carlos Sancha, en la recuperación, tras un largo proceso de investigación, de variedades autóctonas minoritarias que estaban en peligro de extinción. En sus viñedos hay actualmente 27 de estas variedades, además de Garnachas viejas,con nada menos que 96 años de antigüedad.
Después comenzamos la cata con un vino Ad Líbitum Tempranillo blanco, maridado con canapé de tomate cherry y anchoas sobre pan de olivas con aceite de pebrella.
Continuamos por el Ad Líbitum Maturana, acompañado con canapés de Pastel de Morcilla sobre pan de avellanas, higos y pasas. La uva Maturana se cultivaba desde la antigüedad, aunque de forma minoritaria, y estaba prácticamente extinguida. Forma parte del proyecto de recuperación llevado a cabo por Juan Carlos. Sus uvas poseen una elevada acidez, una gran intensidad de color y una importante estructura tánica.
Seguimos con Prístino, un exquisito "vino de autor", de las variedades Garnacha y Maturana Tinta, que maridamos con queso curado de Oveja Peña Gorda, de la quesería Alimentos de Miraflores, y con unos pimientos cherry rellenos de queso de cabra de la marca Rosara.
Continuamos con Ad Líbitum Monastel de Rioja, otro exquisito vino del cual se han producido únicamente 600 botellas este año, y que es la primera vez en la historia que se comercializa un monovarietal de esta uva. Esta vez lo maridamos con canapé de paté de boletus y trufa, también sobre pan de avellanas, higos y pasas. Fue uno de los maridajes que más gustó, ya que el vino y el boletus se complementaban a las mil maravillas.
Para finalizar, Alejandro nos tenía reservada una pequeña sorpresa: un delicioso"vino dulce supurao" de la Rioja, OJUEL, de uvas pasificadas, que maridamos con un riquísimo bizcocho de chocolate negro que, al igual que los panes utilizados en la cata, elabora mi vecina de tienda, de EL DULCE CAPRICHO.
Quiero dar las gracias a Alejandro, que nos hizo pasar una tarde muy agradable.
Aplausos para Alejandro |
Yo he quedado muy satisfecha del resultado de esta primera cata, y creo que el grupo también lo pasó bien. Espero poder repetir en breve la experiencia!!!